Alimentos transgénicos, ¿buenos o malos?
A nivel mundial y por más de una década, el tema de los “transgénicos” permanece vigente en el tapete de discusión. Esta nueva tecnología ha provocado una serie de preguntas, argumentos y consideraciones éticas sobre su manejo y utilización, unas a favor y otras en contra.
El desarrollo en los últimos años de las técnicas de la biología molecular ha dotado al hombre de herramientas que le permiten acceder y manipular el ADN de los organismos. Así, los transgénicos, llamados también “organismos genéticamente modificados” (OGM’s), son plantas o animales que han sido manipulados en laboratorios. Esta manipulación consiste en agregar genes a la cadena de ADN de dichas plantas y animales, para así cambiar o combinar características entre ellos.
En el ámbito alimenticio, esta técnica ha hecho posible conseguir nuevas variedades capaces de expresar genes de resistencia hacia enfermedades, herbicidas, insecticidas, condiciones climáticas o bien para mejorar su calidad nutricional. Por ejemplo, se inserta el gen de resistencia al frío del salmón en papa para buscarle resistencia a heladas.
El tema de los alimentos transgénicos, a nivel mundial, es asiduamente abordado por la comunidad científica, las autoridades gubernamentales, la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO, por sus siglas en inglés), la Organización Mundial de la Salud (OMS); el Codex Alimentarius y las organizaciones de consumidores.
Muchos han sido los foros internacionales realizados en los que se discute sobre este tema, debido a su importancia, su dinamismo, lo controvertido de la situación y por la existencia a nivel mundial de grupos muy bien definidos, los defensores sin cuestionamiento alguno, los detractores a ciegas y aquellos que abordan esta nueva tecnología con un correcto enfoque bioético y científico.
Los alimentos modificados genéticamente son sometidos a una serie de rigurosos análisis y estudios que determinan su seguridad y que son la base para permitir su comercialización en el mercado. Además, las entidades regulatorias ejercen una especial “fiscalización” de los productos en los que ha intervenido de alguna u otra forma la biotecnología para evitar cualquier tipo de riesgo.
Cinco compañías transnacionales de la agro-biotecnología controlan el mercado: Dupont, Syngenta, Bayer, Dow y, en particular, Pharmacia de Monsanto que produce 91 por ciento de las semillas transgénicas sembradas en el mundo.
Investigación
Los estudios con OGM’s está liderado por los los países industrializados como Estados Unidos; pero los países en desarrollo también se encuentran a la vanguardia con investigaciones en este campo. Países como Argentina, Brasil, China, Cuba, Egipto, India, México y Sudáfrica están abriendo camino.
Cuba, país que integra la avanzada de las investigaciones biotecnológicas en el mundo, desarrolla importantes investigaciones relacionadas con la aplicación de la Ingeniería Genética para la obtención de OMGs destinados a la alimentación y asume esta responsabilidad con total rigor científico y máxima protección a los consumidores y el medio ambiente.
En Cuba se han realizado inversiones significativas en el desarrollo de la tecnología para la obtención de OMGs desde la década de los 80.
Comercialización
La comercialización de los alimentos transgénicos para el consumo humano comenzó el 18 de mayo de 1994, cuando la Agencia Alimentaria (Food and Drug Administration) de los Estados Unidos autorizó el comercio del primer tomate "Flavr-Savr" (tomate larga vida), obtenido por la empresa Calgene, con un proceso de maduración retardada que facilitaba su almacenamiento y transporte a grandes distancias.
Actualmente, en el mundo, existen más de 80 productos transgénicos.
La introducción de estos alimentos en el mercado ha desatado una polémica que, sobre todo, enfrenta a consumidores y organizaciones ecologistas con las grandes multinacionales que los distribuyen. El problema es complejo y no se puede abordar de una forma sencilla ni general.
Posibles beneficios
Los beneficios de los alimentos transgénicos están directamente relacionados con los objetivos de la modificación genética, los mismos se pueden agrupar en tres grandes grupos:
Consumidores. Responden mejor a las necesidades nutricionales y alimentarias, y a las preferencias del mercado, prevén enfermedades, son portadores de vacunas, presentan mejores características sensoriales y mayor disponibilidad de alimentos.
Productores. Son organismos genotípicamente mejor adaptados a factores ambientales adversos, tienen crecimiento y desarrollo acelerado, lo que permite una intensificación de la producción y reducción de los costos; el retardo del proceso de maduración posibilita tener una mayor vida de determinados alimentos; tienen resistencia a los herbicidas, las infecciones microbianas y las plagas por insectos.
Medio ambiente. Permiten el uso más racional de la tierra, el agua y los nutrientes, disminuye el empleo de sustancias quimiotóxicas como fertilizantes o plaguicidas.
Posibles riesgos
No obstante sus beneficios atribuidos, algunas de las críticas que se le formulan a esta ciencia fundan sus argumentos en la potencial incapacidad de predecir lo que pudiera ocurrir al introducir organismos modificados genéticamente en el medio ambiente o en la dieta alimenticia. Así, los posibles riesgos, están relacionados con su repercusión sobre la salud humana, el impacto sobre el medio ambiente y aspectos socioeconómicos.
• Sanitarios. Se relacionan fundamentalmente con la inocuidad de los alimentos; la presencia de alérgenos; la creación de nuevas toxinas; el desarrollo de resistencia a antibióticos por bacterias patógenas y los posibles efectos negativos para la salud a largo plazo.
• Medio ambientales. Se refieren al impacto sobre el medio ambiente a la amenaza a la biodiversidad; la transferencia génica no intencionada a especies silvestres, la ruptura del equilibrio natural, los transgénicos con rasgos nuevos pueden diferir de sus parientes naturales en sus habilidades para sobrevivir y reproducirse bajo condiciones ambientales variables, pueden interactuar de forma inesperada o no deseable con las comunidades biológicas locales; el uso indiscriminado de herbicidas, el daño a especies de insectos beneficiosos, etc.
• Socioeconómicos. Un riesgo socioeconómico es el desarrollo de la biotecnología en manos de las grandes multinacionales, puesto que el acceso puede limitarse debido a la protección por patentes, los productores de alimentos tradicionales u orgánicos puedan ser desplazados. Además, existe preocupaciones de carácter religioso, cultural y ético.