Las Industrias Agrarias y Alimentarias emplean especies de vegetales transgénicos en las que han insertado la información necesaria para que, por ejemplo:
- Resistan determinados virus o plagas, mediante sustancias que repelen insectos.
- Toleren herbicidas, por medio de enzimas que los degradan.
- Aumente la calidad organoléptica (que se perciben por los sentidos) del producto.
- Se modifique el contenido; por ejemplo, incrementando la proporción de ácidos grasos poliinsaturados, que mejoran el patrón de colesterol en el organismo, o bien disminuyendo la cantidad de sustancias indeseables.
El proceso de añadir nueva información genética a una especie es lo suficientemente costoso como para que únicamente se realice la modificación buscada y ésta será la única característica que distinga del resto de la especie; no se añade nada más.
De todos modos, para que se apruebe la incorporación de los transgénicos a la Industria Alimentaria, éstos deben pasar por numerosos controles de seguridad que están regulados por el Parlamento Europeo.
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